La música se relaciona estrechamente con muchas otras artes y ciencias. Uno de los puntos obvios de intersección es con el diseño gráfico como se ve claramente en las portadas de álbum o los logotipos. Sin embargo algo que no es tan conocido, fuera del mundo de la improvisación y la música experimental, es la notación gráfica.

Con el tiempo, los compositores han pasado de escribir en un sistema rígido y cerrado a uno que representaba matices inalcanzables en la notación tradicional. Con este acercamiento gráfico se amplían y multiplican las opciones y la propia capacidad comunicativa de la música y del diseño.

Como ejemplo os recomendamos la respuesta al 4’33’’ de John Cage del que os hablamos la semana pasada, una pieza audiovisual de Cornelius Cardew llamada Treatise. Consiste en la libre interpretación de una partitura de 193 páginas llena de signos que representan una abstracción de lo que debe ser interpretado por los músicos. Carece de instrucciones y da libertad absoluta sobre cómo debe ser tocada, por lo que cada persona ha de usar sus propias reglas de decodificación.

¿Tú cómo interpretarías estas partituras? ¿Y cómo transcribirías la música?

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