Si usted cree que los creativos publicitarios contamos con una varita mágica que convierte el agua en vino, ya puede abandonar esta tribuna. Y cierre al salir, por favor.

En efecto, en más de una ocasión hemos comentado en este foro de debate que la labor del marketing, en cualquiera de sus formatos, es la de dar el empujón necesario para que el producto, servicio o marca logre mayor visibilidad entre su público objetivo. Lo demás, sobre todo a largo plazo, depende de las calidades de lo que se oferta y de la incuestionable labor de acompañamiento para reforzar el posicionamiento.

Zetta, el teléfono móvil presentado oficialmente como el ‘I smartphone extremeño‘ y bautizado por otros como el ‘Iphone extremeño‘, es un ejemplo de que una estrategia sin producto es mucho arroz para tan poco pollo. O, lo que es lo mismo, agua. Desde aquí no culpamos -muy osados seríamos- a los encargados de poner en funcionamiento la estrategia de comunicación, pues sus clientes, los presuntos farsantes adalides tecnológicos ‘made in Extremadura’, han llegado a colar su estratagema a medios nacionales de reputado prestigio, así como a publicaciones especializadas en el ámbito de las nuevas tecnologías.

Pero al final, de una forma u otra, las verdades salen al descubierto y, en este caso, la vergonzante experiencia nos enseña una máxima ya puesta de manifiesto por el cónsul Escipión en tiempos antes de Cristo: Roma no paga a traidores.

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