No son pocos los que en su día consideraron a Christopher Tolkien como un mero recuperador de escritos de su padre, J.R.R. Tolkien. Sin embargo, el tiempo ha puesto a cada uno en su lugar y hoy podemos hablar de Christopher como el auténtico guardián de la Tierra Media en la esfera de la alta fantasía. Y es que gracias a su labor se puede entender con mayor precisión y detalle lo que habitaba en la cabeza de J.R.R. Fue él quien llevó al papel una versión escrita de El Hobbit, que hasta entonces no era más que una narración oral con la que el padre deleitaba a sus hijos.

También colaboró mano a mano con JRR en la gestación de El Señor de los Anillos. Todo ello a pesar de ejercer por entonces como piloto de la Royal Air Force en Sudáfrica. Antes de su muerte, el propio J.R.R. Tolkien autorizó a su tercer hijo a rescatar sus notas y escritos, por lo que Christopher se dedicó a esta ardua tarea.

Fue en 1977 cuando de forma póstuma, gracias a la labor de edición de Christopher, vio la luz El Silmarillion, donde se detalla el nacimiento de las razas más importantes de la Tierra Media.

Con la muerte del Christopher Tolkien a los 95 años este pasado 16 de enero se fue una de las mentes más brillantes. Un digno sucesor de su padre y un elemento imprescindible para entender la literatura fantástica.

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