Los usuarios confían más en los contenidos que generan otros, que en los creados por las marcas. Hasta aquí, ninguna novedad.

Partiendo de esta idea surgieron los influencers, un modelo muy rentable de negocio que está cambiando. Este cambio es una de las principales tendencias del marketing digital que está dando que hablar. Se está produciendo una alteración, una variación de la forma en la que el sistema tradicional estaba planteado. Las marcas ya no quieren influencers, ahora apuestan por los “micro-influencers”.

Se trata de los últimos dentro de su escalafón. Los micro influencers tienen una media menor a los 10.000 seguidores en Twitter, Facebook, Instagram o Youtube.

Hablan en redes sociales sobre un producto o marca por querencia y predilección. Es extraño que cuenten con intermediarios o agencias de representación. Su número de seguidores es incomparable con el de las grandes celebrities, pero sí se puede comparar y con creces su engagement. En otras palabras, los creadores de contenido con menor número de seguidores tienen una mayor cercanía y relación con ellos. Lo llaman proximidad social.

En los últimos tiempos el marketing de influencia, considerado uno de los métodos más económicos, simples y eficaces del mercado actual, ha sufrido un cambio de paradigma. Las empresas prefieren a las personas de a pie que la contratación de famosos. Los micro-influencers tienen un menor alcance, pero una influencia digital real.

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