Lo normal cuando un coche está hecho una pena por fuera, cuando ha perdido ya su color para adoptar un marrón caca muy distintivo, es que alguien tenga la tentación irresistible de escribir con sus dedos en el parabrisas, aprovechando el lienzo de polvo y barro creado, un tremendo “LAVALO GUARRO”. Directo, cruel, inflexible.

Pero siempre hay alguien que va más allá. Es el caso de Scott Wade y su “Dirty Car Art”. Scott aprovecha los coches sucios (y en ocasiones colabora un poco en la tarea de ensuciarlos) para reproducir obras de arte o crear estas estupendas (y efímeras) ilustraciones.

Comparte esta noticia: