El email marketing puede posicionarse como un complemento de sumo provecho en toda estrategia de comunicación, pero este modus operandi cuenta con un hándicap de sobra conocido y que no es otro que el de que nuestros contenidos puedan caer en las redes del spam.

Por ello hoy en Crearte arrojamos luz sobre algunos aspectos a tener en cuenta para sacar todo el jugo a este canal directo sin que nuestros envíos acaben en la carpeta de correo no deseado.

La primera criba puede hacerse en el ‘asunto’ y es aquí donde debemos obviar expresiones de tipo eminentemente comercial. Además, su extensión deberá seguir los parámetros lógicos de la concreción para que no resulte sospechosamente extenso.

Tampoco podemos perder de vista el tipo de nombre de la cuenta desde el que hacemos el envío, evitando términos mercantilistas.

Otra de las líneas rojas es la de los correos en cadena, con muchas posibilidades de acabar en el cajón oscuro. A su vez, también tendremos que cuidar el volumen de receptores, sin que ‘masivo’ se convierta en sinónimo de ‘abusivo’. Siempre con enlaces fiables y sin extralimitarnos con las imágenes en detrimento del texto.

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