No es casualidad que el 16 de febrero se haya levantado especialmente gris y lluvioso. El cielo está teñido de gris ceniza y el día es como si no quisiera amanecer del todo. Un amigo se nos ha ido y nos ha dejado un poco más huérfanos, un poco más solos y un poco más tristes.

Jaime Parodi: una persona cálida, inteligente y generosa, que siempre dejó una impronta de optimismo en todos los que fuimos afortunados de conocerle. No hay muchos así.

Un tío con iniciativa, dedicado y apasionado, que amaba profundamente a su familia y a sus amigos, y que adoraba los viajes, la cocina, el vino, la música… todo lo bueno que la vida ofrece.

Su recuerdo no será olvidado nunca por aquellos que le queremos, y eso es para siempre.

Este día no tenía que haber llegado tan pronto. Y no es extraño que no quiera amanecer. Nos vemos allí arriba, maestro:

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