Desde el conocimiento previo de la marca, hasta el mismo acto de consumo del producto o servicio. Los negocios han de tener en cuenta que todos los pasos en su relación con el cliente tienen su cota de importancia, por lo que se hace necesario dominar todos los frentes abiertos con el objetivo de no dejar nada a la improvisación.

Las fórmulas para realizar la captación y fidelización de clientes han incluido en los últimos años varias nuevas variables implementadas en diferentes canales de comunicación, por lo que es misión casi imposible que de forma individual las marcas puedan recoger los datos suficientes necesarios para el conocimiento íntegro de sus clientes potenciales. Es por ello por lo que entra en escena el intercambio de datos entre empresas, una metodología que permite satisfacer las necesidades existentes en este sentido tras un proceso analítico omnicanal.

Este mapa de experiencias resultante, convertido en hoja de ruta, permite a las firmas identificar aquellas características e incluso estilos de vida de los potenciales consumidores, a la vez que arroja pistas sobre cómo vincular estos factores a la marca en cuestión. El objetivo pasa por predecir la toma de decisiones, lo que permitirá adaptar la oferta a las necesidades de los clientes.

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