Si la cerveza es para muchos una religión, y octubre un mes de culto por el Oktoberfest de Munich, indudablemente el templo en el que rendir tributo a la fermentación de cebada debería ser este realizado con 33.000 cajas de cerveza. En principio la idea era homenajear el reciclaje y la reutilización de materiales pero el impresionante edificio, una instalación temporal, casi parece el templo sagrado al que peregrinar para rendir homenaje a una bebida que ya elaboraban los antiguos egipcios a pesar de que el arquitecto aprece haberse inspirado más en los templos de la Grecia clásica. Por supuesto otro motivo para la peregrinación a este templo de la cerveza es el de resolver un gran misterio. ¿Qué han hecho con los 792.000 botellines de cerveza que había dentro de esas cajas?


Comparte esta noticia: