La pandemia del coronavirus ha generado un paradigma insólito para las marcas, muchas de las cuales están aprendiendo la lección a base de ensayo y error. No obstante, hay puntos clave que toda organización debe tener presente para preservar ciertas cotas de prestigio y reputación. Hablamos, concretamente, de la atención al cliente.

Si bien los ciudadanos deben tener cierta comprensión con unas empresas que estos momentos suelen trabajar en unas condiciones de suma dificultad, estas tampoco pueden dejar desamparados a los clientes, por lo que no pueden renunciar a contar con un óptimo sistema telemático de resolución de incidencias, a través del cual se pueda hacer frente a los avatares derivados de la actividad que pudieran producirse.

Una mala gestión de este importante servicio acarreará pérdidas irreparables para la reputación de las marcas, máxime teniendo en cuenta que las redes sociales son hoy un amplificador que puede multiplicar la sensación de indefensión de los consumidores y usuarios respecto a la mala praxis desarrollada por determinadas firmas.

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