Vivimos en la era de la información, donde las sorpresas son cada vez más escasas. Algo así ocurre con el marketing. En estos tiempos de Big Data tenemos casi todo lo necesario para predecir qué reacción tendrá el público respecto a un estímulo. Aun así no debemos olvidar un factor clave, la sorpresa.

Las sorpresas crean fuertes lazos emocionales en las relaciones personales pero, ¿y con las marcas? En Creaerte sabemos que esto puede ser una potente herramienta de marketing a través del Neuromarketing:

-Son adictivas: Estudios demuestran que estamos diseñados para desear lo inesperado. Un ejemplo de modelo basado en esto es el de LootCrate, que ofrece cajas con contenidos exclusivos, más baratos y temáticos, pero que el comprador no conoce hasta que las recibe y las abre.

-Pueden cambiar nuestro comportamiento: Hemos aprendido a no reaccionar a estímulos cotidianos, pero lo disruptivo nos llama la atención. Un ejemplo fue el estreno de la quinta temporada de Los Soprano, que consistió en hacer circular taxis por Nueva York con un brazo colgando del maletero.

-Intensifican las emociones: Cualquier emoción será mayor si añadimos algo inesperado. Si una fiesta nos agrada, una fiesta sorpresa nos hace felices. Destaca la web de moda Zappos, que se esfuerza por entregar sus productos antes de lo previsto y así sorprender a sus clientes.

En resumen, el factor sorpresa es esencial si se desea construir una relación duradera con el cliente. Cuando le brindas al público o a un consumidor específico algo que no espera y que destaca entre la competencia, logras fidelizar al cliente.

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