La publicidad con contenido social nunca pasa de moda. Cada vez son más los consumidores que reclaman a las marcas mayor implicación y compromiso con los problemas existentes.

Sobre ello, Unicef ha querido lanzar un mensaje en su última campaña. Se trata de un experimento social sobre la situación de las personas sin hogar. En él, intenta reparar en la doble moral y en los prejuicios del ser humano.

El spot está protagonizado por una solitaria niña pequeña que simula haberse perdido en mitad de la calle. Primero aparece con un aspecto aseado y, posteriormente, con una apariencia descuidada. La reacción de los transeúntes, totalmente distinta.

No obstante, todo debe ser tenido en cuenta. También han surgido críticas en la red sobre dicha campaña por el sesgo que la caracteriza. Muchas de ellas apuntan a que no son los prejuicios los que obligan a las personas a actuar de diferente forma, sino el miedo. Y es que es una absoluta realidad que muchos niños son utilizados actualmente por las mafias para cometer delitos.

De cualquier forma, es conveniente que el énfasis, más que en las reacciones, deba centrarse en la figura del menor. Al fin y al cabo, es el que se ve perjudicado por este tipo de prácticas y abusos.

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