El humor en la publicidad viene de lejos. De hecho, parece que antes éramos más propensos a usarlo. Cuando la televisión empezó a reinar en los hogares, esta dio algunos de los mejores momentos a la audiencia, ávida de olvidar sufrimiento y recibir sentimiento.

Campañas como las de Atún Calvo, Euskaltel, Coca-Cola, Shandy o Campofrío usaron la ocurrencia, la gracia o la ironía. Y por eso mismo dejaron huella.

Hoy en día es un factor en peligro de extinción. En parte por la censura social o la autoimpuesta, por no atreverse a arriesgar o por el temor al “qué dirán”.

Aunque no todo son malas noticias ya que existe un evento que premia esos anuncios capaces de sacarnos una sonrisa, el Smile Festival.

Su octava edición, que este año tiene lugar el 22 de marzo en el Ateneo de Madrid, reúne a los creativos más destacados del panorama publicitario, poniendo de relieve el valor de las mejores campañas con ese toque de humor único.

Este recurso es una de las formas más eficaces de comunicar ideas, consolidar la imagen de marca y, sobre todo, aumentar la notoriedad.

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