Nunca los anunciantes han tenido como en la actualidad la posibilidad de llegar de forma tan directa a su público objetivo sin desperdiciar apenas recursos en el intento. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como el auge de las redes sociales, ya estandarizadas como parte indisoluble de la cotidianidad de los ciudadanos respecto a sus hábitos de consumo, favorecen estrategias de comunicación cada vez más certeras. Es aquí donde entra la publicidad programática, basada tanto en datos demográficos –edad, género, posición social, etc.– como geográficos. A estos dos campos se suman los algoritmos basados en las preferencias de cada consumidor para afinar aún más los criterios.

Las mejoras experimentadas en los últimos años, así como la estandarización de las métricas, hacen que dentro de la estrategia de compra de espacios para exhibir publicidad programática el vídeo online se haya posicionado como uno de los principales baluartes, al ser consumido preferentemente a través de dispositivos móviles.

Este nuevo escenario no solo ha obligado a introducir importantes cambios en cuanto a la realización de piezas. Los antiguos spots de televisión se han visto adelantados por la derecha, hasta el punto de que las propias casas creativas han tenido que crear adaptaciones al ámbito digital, donde impera la tendencia de frescos y dinámicos formatos ‘lifestyle‘, basados en los estilos de vida. Solo así se puede competir ante tantos estímulos a los que los usuarios se enfrentan en la red.

Por todo ello, el marketing audiovisual no solo es hoy una mera parte del resultado de una estrategia de campaña, sino que además se ha convertido en uno de los pilares bajo el que colocar los cimientos de la acción global.

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