Es un error tan común como fácilmente subsanable el de utilizar las redes sociales indiscriminadamente sin haber pensado antes un plan de acción para cada una de ellas. Y es que, tal y como hemos mencionado en esta tribuna en más de una ocasión, sacar el máximo partido a cada plataforma en cuestión es posible tras un procedimiento analítico previo.

En el caso de Facebook, a través de Facebook Ads, podremos colocar nuestros productos o contenidos gracias a la geolocalización. Hablamos, quizás, de la red social de más importancia para la venta directa.

Pero las redes sociales van más allá del pan para hoy y hambre para mañana. Por eso también es necesario dotar a la marca de una reputación digital que genere fortaleza y posicionamiento en el mercado. Algo que repercutirá a largo plazo. En este caso, Twitter otorga una buena oportunidad para dar a conocer nuestros contenidos y generar así valor añadido.

¿Y qué decir de Instagram? Eminentemente visual y con calado entre todo tipo de público, esta red social permite humanizar la marca y generar cercanía entre la firma y los potenciales consumidores.

Tampoco debemos descuidar lo más mínimo el posicionamiento global en la red. Y aquí es Google el que dicta los designios, por lo que se hace importante no renunciar al posicionamiento con la ayuda de Google Plus.

Además, por descontado, existen otras redes sociales como Youtube, Pinterest o LinkedIn, cuyas temáticas sí son más especializadas y, por ende, fáciles de asimilar.

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