Hay días en el calendario que son de obligada atención para el marketing. Las rebajas de verano, las de invierno, la vuelta al cole, el Black Friday, etc. Son fechas señaladas, pues los consumidores tienden a realizar más compras. Y esta semana, concretamente el jueves, tiene lugar una fiesta de especial importancia para el marketing. Se trata del 14 de febrero, San Valentín.

El día mundial de los enamorados viene marcado por la entrada, a lo grande, del chocolate. Las cajas de bombones se convierten en el regalo perfecto, que todos tratan de vender. Aunque en los últimos años han aparecido nuevas tendencias y han intentado posicionarse nuevos productos como el obsequio ideal, el chocolate sigue siendo un clásico absoluto. Pero ¿qué une al chocolate con San Valentín?

La respuesta es la causalidad. Es bien sabido el efecto placentero que genera comer chocolate. Nuestras papilas detectan el chocolate en la boca, envían un impulso al cerebro y este genera endorfinas que nos hacen sentir bien. Y esta sensación es muy parecida a la que tenemos al enamorarnos, así que podríamos decir, que el amor sabe a chocolate.

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