A la hora de elegir una música específica para un spot publicitario no solo se tiene en cuenta el mensaje que va a transmitir, a pesar de ser esto lo más importante, sino que existen otros muchos factores condicionantes. Desde componer un jingle para el anuncio hasta conseguir los derechos de una canción hay un amplio espectro de opciones. Y no todas son asequibles ni todos los músicos están dispuestos a venderse.

Hay un caso muy recordado: el anuncio de Radical Fruit Company of N.Y. y su asociación con la banda madrileña DOVER. Esta empresa supo ver a tiempo el potencial de la banda, a pesar de la poca difusión de su primer trabajo Sister. Este disco apenas alcanzó popularidad, pero medios especializados como Mondosonoro lo incluyeron en la lista de los 10 mejores discos nacionales de aquel año. Cuando se encontraban ya metidos en un segundo álbum de estudio Radical ofreció 100.000 pesetas (unos 600€) por utilizar su tema Devil Came to Me. Un precio simbólico para un hecho tan importante para la banda, ya que vendieron más de medio millón de copias de su segundo álbum.

Radical se posicionó líder a final de los ’90 con su fórmula magistral (de marketing, no porque llevara 6-8% de fruta) ganando a otras marcas como Fruitopía en su propio sector, o a Cherry Coke, una bebida rival que también prometía. Y es que su campaña fue la más acertada, tanto por la música que incluyó en sus spots como por las mini-historias de terror que se narraban. Conectó con el público objetivo, que es la verdadera misión del marketing.

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