Primero fue la plaga de langostas-grillos y ahora la tormenta del siglo. ¿El apocalipsis? Pues casi. Como diría un amiguete mío, disléxico el pobre, ha caido el «unilivio diversal»: árboles tirados en mitad de la calle, casas y garajes inundados, bares con agua hasta los tobillos (¡eso sí que es una tragedia!), montones de incidencias, sirenas, gritos… y muchos videos.

A eso de las 22:00, ya estaba la noticia en la edición digital de HOY. A través de los comentarios se podía seguir más o menos la evolución de los acontecimientos. Algunos de nosotros pasamos unas horas ajetreadas desagüando patios y llamando a unos y a otros por si hacían falta un par de manos más. Este es, en resumen, el resultado de una noche complicada.

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