Una vez más, el uso de los Smartphones por parte de la sociedad ha traído consigo un nuevo estudio que certifica la adicción a los ‘selfies’. Realizar esta práctica se ha convertido en una actividad cotidiana gracias al impulso de redes sociales como Instagram o Snapchat.

La denominada ‘selfitis’ es la obsesión por hacerse fotos a uno mismo exponiendo su día a día con la finalidad de conseguir la autofoto más llamativa y obtener un gran número de ‘likes’. A pesar de parecer algo poco creíble, está diagnosticado por la Asociación Americana de Psiquiatría como un trastorno psicológico.

Dicha asociación establece tres niveles de ‘selfitis’. La selfitis límite viene establecida por tomar al menos tres fotos de uno mismo al día, aunque sin subirlas a redes sociales. La selfitis aguda que implica realizarse autofotos al menos tres veces al día y postear cada una de ellas. El grado más alto es la selfitis crónica, definida como la obsesión por tomar instantáneas de uno mismo más de seis veces al día y subirlas a las redes sociales.

Es un hecho que la aparición de un sujeto en las fotos crea un mayor impacto social. Aún se desconoce el causante de este trastorno, aunque los estudios valoran como principal incentivo el conseguir la mayor relevancia dentro del círculo social de cada individuo.

Es difícil comprender como algo tan extendido puede convertirse en una adicción.

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