La gran mayoría de las decisiones de compra de los consumidores y usuarios se basa en las emociones. Hoy arrancamos la semana en Creaerte hablando de neuromarketing, una especie de ingeniería de las emociones que se fraguan en el cerebro.

En efecto, no solo se trata de intentar vender, sino de predecir el comportamiento mediante el estudio de técnicas causa-efecto relacionadas con diversas acciones de comunicación y, sobre todo, estudios e investigaciones previas.

En este sentido, al publicista no solo le basta con una creatividad innata o con un buen archivo documental, ya que su figura ha de tener también determinados parámetros del campo de la psicología social, así como el conocimiento de la realidad y la actualidad. Como comunicador, el publicista no puede permanecer ajeno.

La probabilidad de plantear un proyecto exitoso es directamente proporcional a la formación y experiencia del equipo que lo elabora. Sobre la mesa, siempre, preguntas esenciales cuyas respuestas logren adelantarse a las conductas de los consumidores.

Es por ello por lo que el posicionamiento psíquico de un producto o marca en la esfera social no ha de dejarse al libre albedrío, sino que ha de tener un estudio previo realizado por profesionales con el objetivo de explotar todo el potencial que encierra.

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