El logotipo es una parte imprescindible en el desarrollo de la identidad creativa de una marca. Es su sello personal, y también es la fórmula de identificarla y hacerla reconocible frente al cliente.

Con el paso del tiempo las marcas evolucionan, para adaptarse a las nuevas tendencias, y esta evolución es directamente proporcional a los cambios que sufren los logotipos.

Aunque cueste creerlo, Apple no siempre fue solo una manzana mordida en colores sobrios. La historia del archiconocido logo se inicia en 1976, con Ron Wayne, cofundador de Apple, y creador del primer logotipo que representaba al inventor Isaac Newton bajo un árbol donde se podía observar la manzana. Un año después, Steve Jobs pidió al diseñador Rob Janoff que rediseñara ese logo hacia algo más moderno. Fue entonces cuando se creó la mítica manzana mordida de los seis colores. Poco a poco, el símbolo perdió su colorido para convertirse en una refinada pieza de color gris metálico, color relacionado con los valores de la marca; elegancia, lujo y prestigio.

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Creaerte, después de 25 años ofreciendo servicios de comunicación integral y corporativa, ha crecido y mucho.  Y junto a esta evolución, también nuestro logo.

En 1992 el diseño reflejaba las iniciales de Comunicación Identidad S.L., pero pronto hubo que crear otra imagen que diferenciase la sociedad de la marca. Fue en 1995 el momento en el que surge el logotipo Creaerte, manteniendo los colores naranjas, grises y morados de Creaerte; Crear para creer.

Este término fue motivo de confusión en ocasiones. Hubo quien pensó que la unión de «AE » era un error de escritura. Años más tarde se decidió rediseñar el logotipo y destacar la æ, además se incluyó la dirección web pues, corría el año 2002 y la revolución de internet más que una realidad, era una necesidad.

Por último, llegó el rojo. El color que simboliza la pasión, la atracción, la fuerza y la valentía. Y que encarna a la perfección nuestra filosofía de trabajo.

Un logo que con el paso del tiempo ha evolucionado, casi de manera natural, para amoldarse y adaptarse a los continuos cambios sociales que se van produciendo, y, por tanto, al gusto y necesidades de los clientes.

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