En 1999 los (entonces) hermanos Wachowski lanzaron la que se considera una obra maestra de la historia del cine. Al igual que otras sagas está dividida en una trilogía y, como otras piezas míticas, su dimensión es más grande al analizar lo que nos dejó para la posteridad.

En el inicio del proyecto, cuando presentaron el guion de Matrix a Warner, no consiguieron el presupuesto esperado. En respuesta a esta decisión, invirtieron todo el dinero en los 10 primeros minutos de metraje. La productora, al ver el impactante resultado aportó sin dudar el resto del presupuesto solicitado.

De esta manera popularizaron recursos como el “tiempo bala”, donde se ralentiza todo para percibir movimientos imposibles, los desplazamientos circulares de las cámaras o el “wire fu”, una técnica importada de oriente en la que los actores cuelgan de cables en las escenas de lucha para conseguir movimientos gráciles evitando la gravedad. También el uso de filtros de color para generar distintas atmósferas, como el verdoso para el mundo de matrix y el azulado para el mundo real, se emplean con asiduidad hoy día.

Gracias a esta joya del cine el mundo audiovisual de la ciencia ficción dio un gran salto hacia el futuro… ¿o el presente?

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