Quizá algunos piensen que alguien llamado Farrokh Bulsara, nacido en Zanzíbar, tiene pocas opciones de convertirse en un icono internacional y llegar a ser una de las personas más influyentes del mundo. Sin embargo la primera persona que supo que eso pasaría fue él mismo, cuando al comienzo de su carrera proclamó “No seré una estrella de rock, seré una leyenda”, y así ha sido. Hoy, en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, recordamos a esta leyenda viva que nos dejó de manera prematura por dicha enfermedad: Freddie Mercury.

Un estudio (que puedes leer aquí en inglés) realizó un análisis acústico de su voz que corrobora a nivel científico, cuantificando en datos y terminologías musicales especificas sus características tímbricas, lo que todos podemos fácilmente sentir al escucharle. De ello se destaca su fluctuación en el vibrato, por encima de 7Hz, o su empleo de sub-armónicos, una técnica complicada que implica la vibración de otros tejidos, además de las cuerdas vocales, originando varias notas simultáneas al cantar.

Era único, y no solo por su voz. Su estrategia de marketing, basada en la cuidadísima imagen de marca personal, es otro de los factores que le han hecho inmortal y un ejemplo digno de estudio. Desvinculado de los medios y las entrevistas, que fueron muy críticos siempre, medía sus palabras en declaraciones y cuidaba mucho su apariencia en público. Incluso él mismo diseñó el logo de la banda. Y a pesar de ser una persona tímida e introvertida, se transformaba en lo que realmente se espera de una leyenda viva del rock durante sus actuaciones. Pocos artistas han conseguido que 72 mil personas tarareen al unísono líneas melódicas tan complicadas, como pasó en su improvisación en Wembley.

Estando ya gravemente enfermo grabó en una sola toma la canción The Show Must Go On contra todo pronóstico, ya que sus productores no creían que pudiera hacerlo por su deteriorado estado de salud y la complejidad en el registro armónico de la canción. Sin embargo, cuando le comunicaron el asunto él solo dijo “I’ll fuckin’ do it, darling”. Fue esta actitud positiva, su marca personal, su sonrisa siempre bajo el bigote, lo que nos cautivó a todos. Nos dio una lección de aceptación y actitud, aprovechando al máximo las oportunidades que brinda la vida, hasta el último de sus días, y asumiendo el final común que todos tendremos.

Nos dejó un valioso ejemplo de cómo vivir y un legado musical impresionante. Ya lo dijo él “Siempre supe que era una estrella, ahora parece que el mundo está de acuerdo conmigo” y desde luego que lo estamos, una de las estrellas más brillantes en el cielo.

Comparte esta noticia: