En varias entradas hemos puesto de manifiesto en esta tribuna que la inversión en marketing requiere un plan maduro, profesionalizado y adecuado a las exigencias.

En esta ocasión hablamos del inbound marketing, el conjunto de técnicas no intrusivas que confieren valor y proporcionan información útil al usuario al respecto de la marca en cuestión. A saber, el SEO, el marketing de contenidos, la analítica web, la presencia en redes sociales. Una combinación de estas herramientas optimizará la inversión para primero crear un posicionamiento y luego consolidarlo, por lo que se trata de una estrategia basada en la madurez.

A la práctica, esta inversión conlleva un menor riesgo que otras políticas que suponen, en gran parte, una molestia para los consumidores -el outbound-. La ya mítica puerta fría en cualquiera de sus vertientes y adaptaciones también ha ido evolucionando con los avances de las nuevas tecnologías. No obstante, en un plan de comunicación medianamente cuidado, estas técnicas publicitarias tan solo tendrían cabida para acciones muy puntuales que exijan resultados a corto plazo, pues entra en juego el desgaste de la firma debido a la carga intrusiva.

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