En el ámbito digital, no son pocos los que piensan que un acortador de URL solo es una herramienta que sirve para reducir considerablemente la longitud del enlace. Algo, por otra parte, tremendamente útil a la hora de compartir un link en las redes sociales, sobre todo en Twitter, donde el límite de caracteres requiere una capacidad de resumen mucho más notable.

Pero la reducción del espacio no es, ni mucho menos, la única ventaja de un acortador de URL. Una de las funciones más atractivas y útiles es la posibilidad de obtener métricas de los clics en el enlace. Esta capacidad analítica permite sacar conclusiones reales del tráfico de nuestras publicaciones e, incluso, obtener datos segmentados por redes sociales.

La mayoría de estas herramientas ofrecen estadísticas bastante completas. Desde el volumen de clics total o por días, hasta los usuarios más activos y su procedencia geográfica, además de los sitios donde han sido compartidos los contenidos. Otra de las funciones más prácticas es la capacidad de personalizar los enlaces o convertirlos en códigos QR. Tampoco podemos dejar de lado la faceta estética, siendo mucho más visual un link corto que un enlace de gran extensión.

Existen multitud de herramientas que nos ofrecen esta función, como es el caso de Google Shortener, Bitly o Tiny, entre otras.

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