Si los datos que facilitamos en la red fuesen almacenados en dispositivos CD formando una torre, la estructura cubriría el espacio suficiente como para llegar a la luna y regresar a la tierra. Y esto, como mínimo.

El big data o el almacenamiento masivo de datos tiene múltiples usos que se extrapolan a diferentes sectores aplicados al mundo de las tecnologías de la información y la comunicación.

Con la materia prima perfectamente identificada y preceptivamente pagada, la tarea más dificultosa atiende a la gestión y al análisis de estas cantidades de datos. Y es aquí cuando muchos pinchan en hueso. Es decir, de nada nos serviría contar con estos paquetes de valiosa información si no tenemos los medios para traducirla, idear conclusiones y aplicarlas a nuestra estrategia, en este caso en el sector del marketing. Del mismo modo que de poco nos vale tener un Ferrari en el garaje si hemos perdido las llaves en el fondo del mar.

Cada vez son más los expertos que trabajan esta temática en auge con infinitas posibilidades y que hace que, más que nunca, la información sea poder.

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