Este medicamento puede producir somnolencia. Se recomienda no conducir’. Esta es la letra pequeña que aparece en el último anuncio de Frenadol, marcado por la más absurda de las incoherencias, como todos vosotros podréis apreciar con tan solo un visionado del vídeo que hoy os mostramos.

En el mundo de la comunicación existen errores, erratas o piezas que no siempre quedan lo redondas que uno quisiera. Al fin y al cabo, todo tiene sus plazos y uno no puede eternizarse en buscar la mota de polvo por el correcto dinamismo del modelo de negocio en cuestión.

No es el caso que nos ocupa, donde el mayúsculo e incluso peligroso error en cadena se precipita desde la agencia encargada de la realización de la pieza hasta la propia marca, que da el visto bueno a su irresponsable difusión.

Sin entrar en el debate de si hablamos de publicidad peligrosa o simplemente engañosa, como se pregunta algún diario de tirada nacional en uno de sus editoriales, lo que sí está claro es que este tipo de trabajos desacreditan en parte el buen hacer del sector publicitario, el basado en la deontología profesional con la que muchos de nosotros predicamos.

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