Está demostrado que algunos deportistas de élite se han convertido en una auténtica marca personal con más peso del que pueden tener, por ejemplo, algunas de las grandes multinacionales.

Al ser verdaderas referencias para miles de personas, muchos de estos deportistas tienen en sus manos la oportunidad de acabar con ciertos tabús y esto último es, precisamente, lo que ha hecho el jugador de baloncesto Álex Abrines. Una depresión hizo que el hijo del que fuese jugador del Cáceres CB, Gaby Abrines, abandonase la NBA el pasado mes de febrero, cuando recalaba en los Oklahoma City Thunder. Y es que nadie, ni siquiera aquellos que viven instalados en la cresta de la ola del éxito, está a salvo de caer alguna vez en la vida en las redes de los trastornos mentales.

Varios meses después y para anunciar su vuelta a las canchas, aunque aún sin desvelar en qué ciudad estará su futuro, Abrines ha exhibido a través de sus redes sociales un trabajo audiovisual edificante y ejemplarizante por su contenido. Todo un pensamiento en voz alta que hoy seguimos tildando de valiente, pero que a buen seguro ayudará a que los tratamientos de las enfermedades mentales, tanto en el deporte como en todos los ámbitos de la vida, dejen de ser tabú y puedan normalizarse en el espectro social.

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