Hemos escrito sobre artistas, diseñadores y grandes intelectuales tanto de ahora como de antaño. Pero si hablamos de publicidad, hay un nombre que destaca por encima de los demás: David Ogilvy.

Sus anuncios en las décadas de los 50’s y 60’s causaron un gran revuelo al ser notablemente diferentes de los característicos de aquel entonces. En una época en la que el sector estaba obsesionado por los jingles y la falta de contenido, Ogilvy siempre defendió los hechos frente a todo. Destacan, entre otros, los de la marca Rolls Royce y Camisetas Hathaway.

Conocido por ser de los primeros en afrontar la profesión con algo de lógica, métricas y datos. Fue uno de los pioneros en utilizar el grupo focal para probar nuevos productos y campañas, y siempre estuvo dispuesto a adaptar su trabajo a los resultados. Creía en el poder de los titulares, llegando a reconocerlos como el elemento más importante en la mayoría de los anuncios. Era partidario de utilizar los productos que vendía a sus clientes, siempre tenía en mente que debías creer en ellos para anunciarlos con éxito.

Entre todas las lecciones que dejó en su autobiografía “Confession of Advertising Man” destacamos la de nunca conformarse, y siempre apuntar alto. Algo que el publicista británico sin duda logró.

 

Ogilvy publicidad

 

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