«Cuando era joven, había una increíble publicación llamada The Whole Earth Catalog, que era una de las biblias de mi generación… Era como Google en versión papel, 35 años antes de que llegara Google: era idealista, repleto de herramientas bien diseñadas y grandes nociones»
STEVE JOBS.

Han sido y están siendo incontables las horas que he pasado frente a la pantalla «hojeando» la edición digital de The Whole Earth Catalog. Es tanta mi devoción por esa revista que incluso me he enmarcado una reproducción de la portada para tenerla siempre a la vista.

WEC es un atálogo publicado bianualmente entre 1968 y 1972 -también ocasionalmente de 1972 a 1998- con carácter independiente y contracultural que pretendía ofrecer educación y acceso, a través de un listado de recursos y herramientas, a una visión crítica y ecológica de la Tierra y el futuro de la humanidad.

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La portada del número de otoño de 1969 de The Whole Earth Catalog muestra una foto de la tierra y la luna vistas desde el espacio. Bajo el propio título del catálogo, puede leerse una única línea de texto, en minúscula: «access to tools» (acceso a herramientas).

Esta portada sintetiza la filosofía del catálogo: un manual con espíritu artesanal e independiente que permitiera a cualquier individuo interesado reducir su impacto medioambiental.

La Tierra era, como mostraba la fotografía desde el espacio que la NASA había cedido a Stewart Brand, impulsor del catálogo, un pequeño astro lleno de vida entre un marasmo de oscuridad inerte, una rareza que el ser humano tenía la responsabilidad de proteger.

Su lema ha sido y será siempre «Stay hungry, stay foolish». (En una atrevida traducción no literal, me permito interpretarlo como «Permanece siempre inquieto, siempre alocado»).

Personajes influyentes en el cambio tecnológico que supusieron la informática personal e Internet, como el co-fundador de Apple y actual consejero delegado de la empresa, Steve Jobs, creen que The Whole Earth Catalog es un precursor conceptual de los motores de búsqueda nacidos con Internet. Pero es mucho más que eso.

Puede comprenderse el valor de los catálogos de Whole Earth sólo en un contexto histórico sin la existencia de un medio descentralizado y con alcance mundial como Internet; el Whole Earth Catalog constituía un índice artesanal e independiente con innovaciones y visiones alternativas de distintas disciplinas, tanto científicas como cotidianas, en un momento dominado todavía por los medios de comunicación de masas.

Hacia finales de los años 60, Brand, un joven biólogo educado en Stanford, epicentro del movimiento contracultural estadounidense, creía necesario renovar la sociedad industrial norteamericana a partir de baremos ecológica y socialmente justos (cualesquiera que estos acabaran siendo). De ahí nació el número uno del catálogo, confeccionado con herramientas de maquetación e impresión rudimentarias y la ayuda de un puñado de amigos.

Brand había explicado la idea a J. Baldwin, para enrolarle en el diseño del catálogo, en estos términos: «Stewart Brand acudió a mí porque había oído que yo leía catálogos. Dijo, ‘Quiero hacer esta cosa llamada Whole Earth Catalog para que cualquier habitante de la Tierra pueda coger un teléfono y averiguar toda la información sobre cualquier cosa… Ese es mi objetivo.'»

EL CATÁLOGO DE TODA LA TIERRA, AQUÍ.

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