Desde que se generalizó su uso en la década de 1930 se ha demostrado en numerosos estudios la importancia que tiene la música en la publicidad. De hecho, todos los datos relativos a interés o memoria en la audiencia favorecen con creces a los anuncios que tienen banda sonora. Esta nos ayuda a prestar más atención cuando comienzan y hacen que los recordemos mejor cuando acaban.

Otro de los aspectos que se ven muy reforzados por la música adecuada es la capacidad de asociación y el posicionamiento. Esta asociación puede relacionar una marca con el riesgo, la energía y la frescura en sus productos nuevos, como vimos en nuestro último post sobre música transgresora, pero también puede usarse en clave de humor, como vimos en el post sobre covers hilarantes.

Un aspecto destacable de la música es que nos hace más sensibles a las emociones. Por eso, como decíamos ayer en el Positive Thinking Day, una de las emociones que más conectan con el público en general es la del positivismo. Además, es una de las mejores actitudes que se pueden asociar a una marca.

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